Te contamos qué son los cultivos de cobertura y sus beneficios como técnica agrícola para aumentar la fertilidad del suelo de cultivo
Dentro de un interés cada vez mayor sobre la búsqueda de técnicas agrícolas que nos permitan mejorar la calidad del suelo, y, por tanto, de los cultivos, los cultivos de cobertura se han convertido en una excelente opción para cada vez más agricultores. A sus beneficios debemos añadir su importancia para la sostenibilidad y el cuidado de la biodiversidad del entorno.
Por eso, el cultivo de cobertura es una técnica adoptada por
cada vez más agricultores.
Pero ¿En qué consiste?
Un cultivo de cobertura es aquel que se siembra con el
objetivo de mejorar la calidad y composición del suelo y favorecer la retención
del agua.
Los beneficios del cultivo de cobertura
Las ventajas que este tipo de cultivos ofrecen al agricultor
son varias.
Mejorar las características del suelo
Al mantener un cultivo que actúa como cobertor del suelo se
favorece el crecimiento de microorganismos beneficiosos para la tierra, ya que,
por su proceso biológico de crecimiento y descomposición liberan sustancias que
enriquecen la tierra y, por tanto, contribuyen a aumentar la fertilidad de la
misma, lo que favorecerá posteriormente el crecimiento de nuestro cultivo
principal.
No debemos olvidar tampoco que este tipo de cultivo oxigena
la tierra y crea más espacios en ella debido al propio crecimiento de las
raíces. Una tierra bien oxigenada contribuye a un crecimiento más vigoroso de
los cultivos que se introduzcan después.
Retención del agua
Gracias a la cobertura del cultivo, se favorece la retención
del agua de lluvia, aprovechando por tanto mejor esta que penetrará y permanecerá
durante más tiempo en el terreno, evitando una evaporación rápida de la misma.
Retención de la tierra
Evitar la erosión de la tierra, sobre todo cuando se producen lluvias torrenciales es otro de los beneficios de disponer de un cultivo de cobertura, ya que retiene el terreno y evita la pérdida por arrastre de grandes cantidades de tierra.
¿Qué tipos de cultivos de cobertura existen?
Cuando hablamos de tipos de cultivo de cobertura debemos
destacar sobre todo dos tipos: los denominados abonos verdes y los cultivos de
cobertura permanentes.
Los llamados abonos verdes son cultivos compuestos por
plantas herbáceas de fácil cultivo y rápido crecimiento. Tras su crecimiento y
siega se incorpora al propio terreno, ayudando a aumentar la fertilidad de la
tierra gracias a su rápida descomposición.
Los cultivos de cobertura permanentes son variedades
herbáceas que crecen junto con el cultivo principal aportándole ventajas y sin
generar ninguna competencia con este. Este tipo de cultivos de cobertura es
cada vez más habitual por ejemplo en campos de frutales.
Además de contribuir a un suelo más oxigenado y a una mayor retención
del agua de lluvia, se puede cortar periódicamente para incorporar materia
orgánica al suelo.
Las plantas leguminosas son una de la elección estrella para
todos aquellos agricultores que se decantan por un cultivo de cobertura. El
motivo es que estas son capaces, a través de los microorganismos que proliferan
en ella, buenas cantidades de nitrógeno, lo que resulta muy beneficioso a para
las plantas.
Para elegir las variedades más beneficiosas de cultivos de cobertura deberemos tener en cuenta la ubicación del terreno, las características del mismo, como la composición de la tierra y las variedades que más prosperan teniendo en cuenta todo esto.
Como vemos, el cultivo de cobertura es una excelente opción
ya que cuenta con innumerables efectos beneficiosos para nuestros cultivos
principales y además, son totalmente respetuosos con la biodiversidad del
entorno.